Serias con la OFB

 

Pongámonos serias y serios con la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Aquí entre nos conocida como la OFB. O por lo menos así le decimos quienes la conocemos desde hace más de 50 años y a la que queremos como si fuera nuestra orquesta. Bueno, la verdad es que sí es nuestra porque la pagamos con el presupuesto de nuestra ciudad que alimentamos con nuestros impuestos.

 

La cosa es que el #8M es el día de conmemoración de la mujer y el mes de marzo lo es también. ¿Qué hacen las instituciones culturales de la ciudad y del país y del continente y del mundo al respecto? Concentran en un día, en un mes, todo lo que dejan pasar por alto el resto de los días, el resto de los meses. Para ese día, para ese mes, encuentran que las mujeres existen y han hecho mucho. El resto del año se les olvida, pero para esas fechas sí se acuerdan. Nos ofrecen tal cantidad de eventos en los que las mujeres son sus creadoras que, por pura incapacidad nuestra de estar en todos lados todo el tiempo, nos perdemos de muchísimas cosas y nos toca contentarnos con asistir solo a las que nos resulta materialmente posible. El resto del año no volveremos a tener una oportunidad igual porque volveremos a los eventos en los que los mismos de siempre tendrán cabida. Para el próximo año habrá que temer al caos intensificado del tráfico que no permite llegar a los eventos programados para el 8M por las multitudinarias marchas de mujeres reclamando contra las violencias de las que son víctimas, contra el desequilibrio y la denegación de oportunidades, contra el patriarcalismo habituado a tomar decisiones sobre los cuerpos de las mujeres no solo sin consultarlas ni preguntarles su parecer sino hechos a la idea de que a las mujeres se les imponen esas decisiones, se les vulneran sus derechos, se pasan por alto sus manifestaciones y exigencias y se sigue actuando contra la expresa declaración cotidiana de que las mujeres son, están y actúan en otro sentido. Que construyen a diario un mundo con otro sentido que solo puede desconocerse con violencias normalizadas.
Pero ni este año ni el próximo podremos asistir a la maravilla de encontrarnos con estas programaciones embutidas a la fuerza en un solo día, en un solo mes, porque todas ocurren al mismo tiempo. Podremos acudir a algunas. Incluso podremos perdérnoslas todas, salvo las marchas, porque si decidimos sumarnos a las marchas entonces los eventos de las instituciones culturales que no marchan con las marchantes no serán para nos.
Aún así, hay instituciones culturales que desde el año anterior revisan los calendarios, marcan las fechas destacadas y se programan para sumarse a su conmemoración. Claro, está bien, cuando el año siguiente, es decir este 2022, es un año de elecciones para las cámaras del congreso, para las consultas dentro de los partidos y para la presidencia, se entiende que la atención está concentrada en el año electoral y no en esos temas que hasta las candidaturas tienen que tomar en consideración o auto tirarse a la basura. ¿Qué temas? Los temas que importan a las mujeres porque importan a cada persona o que importan a cada persona porque importan a las mujeres. Si no es así, gente metida en campañas políticas, el mensaje es claro: son ustedes quienes no importan.

 

¿Qué le importa a la ofb el 8M? Le importa esto: le da a María Camila Barbosa, una directora con trayectoria en formación de orquestas juveniles, la oportunidad de dirigir a la ofb por primera vez y le da a Ana Isabel Zorro la ocasión de pasar de las filas de los violonchelos al frente de la orquesta para tocar como solista. También le da a María Camila Barbosa la voz para que se disculpe porque el programa no incluye ninguna obra compuesta por mujeres. Entonces le da la oportunidad pero le aplica una rebaja consistente en ponerla a pedir perdón. Qué mala leche se pueden gastar en la ofb. Ahí el balde con el agua sucia lo carga María Camila. Ahí los señores encargados de la programación no tienen cara ni voz para pedir disculpas. Que vaya ella. Total, ya le prestaron la batuta.

 

Vamos a las obras en el programa. Vean: por lo menos desde los años 60 del siglo pasado, por lo menos, es decir, desde hace 50 a 60 años, las mujeres vienen aclarando que a ellas se les asignó el papel de intérpretes, de ejecutantes de las creaciones masculinas pasando por alto, negando, ocultando sus actividades como compositoras. Ha sido una lucha larga y desigual por hacer que se reconozca que desde mucho antes del siglo XIX las mujeres componían, que lo hicieron en el XIX, que en el XX fueron muchas más y que el XXI tiene compositoras en abundancia. Y que si no fuera suficiente con el número, también está la sobresaliente calidad de sus obras. Puesto en otras palabras: que se requieren muchos 8M en el año y muchos meses de marzo en el año para darle cabida a las obras de mujeres porque son muchas, son interesantes y encima se ejecutan muy poco. Así que hay que programarlas más. No digamos tanto, no tan hasta la náusea como ciertas piezas de ciertos varones, la mayoría de ellos muertos hace rato. Porque esa es otra cosa: ni programan, ni interpretan, ni ejecutan las obras poco conocidas de compositoras a quienes se les niega su existencia por no poner a sonar su música. Hoy, en este instante hay numerosas compositoras con muchas obras, mujeres de nuestro tiempo que nos prestan el espejo de nuestros días para vernos, bueno, para oírnos en el. Pero sus obras no se programan.

 

Bueno, no el 8M y no por la ofb. Porque para la conmemoración del día de la mujer, conmemoración de las numerosas trabajadoras industriales a quienes se les echó la fuerza encima y muchas de ellas fueron asesinadas, conmemoración de que a las mujeres las violan en grupo, de que las esclavizan, las maltratan en el trabajo y en el espacio doméstico, en el ejercicio de la política, se trafica con sus cuerpos, se les paga menos que a sus compañeros por hacer el mismo trabajo o más, para esa conmemoración la ofb sí logró encontrar tiempo de programar una obra de Felix Mendelssohn, pero no encontró ninguna de su hermana Fanny quien era compositora y tan compositora que algunas obras atribuidas a Felix eran en realidad creación de Fanny. Pero la ofb no encontró nada de Fanny. De hecho, no encontró nada de ninguna compositora, no ya del siglo XIX ni del XX, sino que no encontró nada de las compositoras del siglo XXI que están en todas partes componiendo. ¿Saben que pasó en la Orquesta Sinfónica de Xalapa en la capital del Estado de Veracruz en México en marzo de 2021? Que un cuarteto de cuerdas de integrantes de la orquesta estrenó allí, en pandemia y sin público pero con acceso abierto a la grabación, el cuarteto de Fanny Mendelssohn. Seguramente la violista Anamar García de la OSX hizo mucho para que esto sucediera. Y su orquesta estrenó allí esa obra del siglo XIX junto con dos obras de dos compositoras vivas de México. Recuerden que a lo largo de los cincuenta y pico de años de la ofb muchas, pero muchas veces se han formado grupos de cámara entre sus integrantes. Así que si lo hubieran hecho para este 8M, para este mes de marzo, no habría sido como que se enloqueció la ofb. Es más, hay varios conjuntos de cámara programados este mes y ninguno programó obras de compositoras. Así cómo se hace si ni siquiera el mes de la mujer abre la programación a obras de mujeres.

 

Luego de revisar entre los nombres de la canadiense Micheline Coulombe Saint-Marcoux y de la argentina Graciela Paraskevaidis, llegaron a la conclusión de que no había nada para la ofb. Es seguro que buscaron en el catálogo de obras de Sofia Gubaidulina y de Galina Ustvolskaya y vieron que no había nada. ¿De Adina Izarra, Susan Campos Fonseca, Gabriela Lena Frank, Gabriela Ortiz, Ana Lara, Marcela Rodríguez o Tania León? ¡No! Nada. Otras orquestas en otros países sí encuentran. Pero la ofb, no.

 

¿Algo qué buscar entre los archivos de la orquesta que sea de Claudia Calderón y que la ofb ya haya ejecutado?  No lo hallaron. Ahí está pero no lo encontraron ¿Pero le preguntaron a ella, la invitaron a que propusiera una obra? No parece. Pero sí invitaron a los espíritus de los siguientes compositores fallecidos a que sobrevolaran la programación: el colombiano Blas Emilio Atehortúa, el inglés Edward Elgar y el alemán Mendelssohn. Para eso, vuelvo a decirlo, podrían haberle preguntado a Fanny. Si es que se trataba de invocar espíritus.

 

O podrían haberse preguntado qué obra de la colombiana Jacqueline Nova su espíritu habría estado dispuesto a que se tocara. Una vez cada 3 años, por ejemplo. Digo, no como las sinfonías y los conciertos y las oberturas de los mismos difuntos que todas las orquestas programan todo el tiempo en todos lados. Seguro que la ofb se mantiene en contacto permanente con Amparo Ángel y con Alba Lucía Potes y que después de estudiar con ellas las obras suyas que hubieran podido programarse, junto con ellas llegaron a la conclusion de que no. Que mejor Atehortúa, Elgar y Mendelssohn. Porque a la fija que Ángel y Potes se ningunearon, se pordebajearon frente a esos señores. O tal vez no. O tal vez ni las buscaron. Ni en los archivos de la ofb ni en google.

 

Cómo hizo la ofb para no encontrar nada qué programar de Natalia Valencia Zuluaga, Carolina Noguera Palau o Violeta Cruz. Cómo hizo para no buscar a las musicólogas Susana Friedmann o a Ellie Anne Duque —escribió muchísimas notas a los programas y se encargó de las comunicaciones de la ofb— o para no preguntarle a Ana María Romano a Alejandra Quintana a Daniella Cura o a Melissa Vargas por obras de compositoras colombianas para el 8M, para el mes de marzo. Qué pasó que la ofb no logró invitar, también, además de María Camila Barbosa, a Cecilia Espinosa Arango, a Susana Boreal quien ya dirigió la ofb, a Lina González Granados. Todo el mundo está hablando de ella, tiene una agenda ocupadísima. Al igual que la de ciertos directores colombianos muy buenos que trabajan en el exterior y cuadran sus conciertos para venir a dirigir la ofb. Esas cosas se planean y se cuadran con anticipación para tener directoras durante todo el mes. ¿Si sabían? Se llaman directoras invitadas y se llaman solistas invitadas.  Bueno, si ya iban a hacer un concierto con solista y directora y en la ofb andaban con ganas de hacer un programa con autores de fuera de Colombia, por qué no Missy Mazzoli, Valeria Valle, María Granillo, Diana Syrse, Chaya Czernowin. ¿Qué pasó adentro de la ofb que no nos cuentan? Las buscaron, estudiaron sus obras, las discutieron con ellas y dijeron que mejor Atehortúa, Elgar y Mendelssohn. Eso fue. ¿Fue eso?

 

Bueno, ya. ¡Basta! Es un año de elecciones en Colombia. La ofb está para hacer política y por lo menos hay que agradecer que un concierto tiene una directora y una solista en el mes de la conmemoración de las mujeres. Porque si no agradecemos ese gesto, ese acto de generosidad, pues las retiran y dejan dirigiendo, en marzo y para el 8M a un señor y que en vez de Ana Isabel Zorro, el solista sea un señor.
¡Pero qué saña con la ofb la mía! Dejen de sobarse la manitas, de refregárselas como moscas frente al producto en las otras orquestas. Si por acá llueve, por allá no escampa. O que muestren sus programaciones donde conste que allí actúan de otra manera. Y no solo para el 8M sino para todo el mes de la mujer, para todo el año, todos los años. Porque llegaron  —finalmente— a la conclusión de que las mujeres y sus obras existen todos los días y desde siempre. A ver.
Por si no quedó claro: hay, dentro y fuera de Bogotá, dentro y fuera de Colombia, compositoras vivas. Tienen un catálogo de obras terminadas. Siguen componiendo. Búsquenlas. Consigan sus obras. Prográmenlas. Ejecútenlas. Repitan. Vuélvanlas a tocar. Eso es política. ¿No lo habían visto?
Ah, sí. Este chiste se cuenta solo: la ofb cuenta con una Orquesta Filarmónica de Mujeres. ¿Qué van a tocar este marzo? Antonio Vivaldi.