Para hacerlo comienza por demeritar a Iara. Él se pone por encima. Iara viajó 2,500 km por México, le dió la vuelta a Cuba pero todo eso viene a menos porque él, Tomás, recorrió América enterita. Sí una hazaña. ¡Bravo! Pero en los episodios habla ella, Iara, se abordan temas de historia de los alimentos, de las violencias contra las mujeres, de establecer relaciones con gente nueva en su territorio. Cosas de poca monta para Tomás que se recorrió el continente.

Quedó dicho en el episodio, en voz de la panadera Pamela Díaz, ese bello, conmovedor y terrible texto de la también cicloviajera Majo Argüelles en el que señala que todas las personas que viajan en bici están expuestas a peligro. Todas, dijo. Dijo todas. Pero resalta que la violencia contra las mujeres es invisible. A las dos viajeras argentinas asesinadas en Ecuador en 2016 a quienes se menciona en el episodio por sus nombres, Marina Menegazzo y María José Coni se refiríó un médico como “víctimas propiciatorias”, ante la prensa. Es decir que ellas se lo buscaron. Por ser mujeres. Por viajar solas. Rara vez se dirá que los hombres propician la violencia cuando salen a recorrer el mundo por su cuenta. Y ocurre. Y está mal culpar a las víctimas de caer asesinadas. Eso es revictimizar. Solo que en el caso de las mujeres la violencia ocurre porque hay hombres que creen que por ser mujeres, por ese solo hecho, están por ahí para violentarlas, para vulnerarlas. Y encima, viene Tomás a decir que en ese episodio se distorsiona el mensaje de género. Ahora, además, él sabe, con sabiduría varonil, cómo es que hay que presentar el mensaje de género. Porque, claro, las mujeres, Iara Chapuis, cicloviajera, bióloga, doctorada en biología, ilustradora científica; Vanessa Villegas, filósofa, editora, podcastera, María Fernanda Ampuero, poeta y escritora, Majo Argüelles, cicloviajera y cronista, no tienen ni idea qué es sufrir discriminación por ser mujeres, no entienden qué es la violencia de género, no la han estudiado. Pero Tomás sí. Porque es hombre. El reconoce cuando se distorsiona el mensaje de género. Y para hacerlo le bastó con oír con ligereza y prejuicios el pódcast.Y sigue, Tomás. Dice que en el episodio se manipulan los datos. No dice cómo ni dice cuáles ni dice por qué están manipulados. ¡Ah! Pero es que es un varón que descalifica y eso lo prueba la práctica diaria de discriminación y abuso. Es más que suficiente entre varones. En cambio, el episodio presenta datos, cifras de feminicidios y violencia contra las mujeres provenientes de fuentes sólidas. Y a eso Tomás le opone el asesinato de dos hombres cicloviajeros en Chiapas (Mx) en 2018. No se tomó la molestia de referirse a ellos por sus nombres: Krzysztof Chmielewski y Holger Hagenbusch. No dijo que viajaban solos y que decidieron seguir camino juntos y fue ahí cuando los asesinaron. No mencionó que la primera respuesta de las autoridades fue salir del paso argumentando que se habían metido por una carretera muy transitada y… cuando resultaba que uno tenía un disparo en la cabeza y el otro estaba decapitado. Es decir, no solo no identifica a los individuos por lo que eran, personas con identidad porque solo las usa como comodín para descalificar la violencia de género, sino que los instrumentaliza. Por este hecho atroz y lamentable surgió en México una red de apoyo a cicloviajeros. No para apoyar a los hombres que andan en bici, sino a las personas. Para que no sean invisibilizadas las personas. Y sí, usar la horrenda muerte de estos dos hombres cicloviajeros para restarle importancia a la realidad que viven las mujeres que viajan solas, es, de hecho, violencia de género.