Álvaro Restrepo, El colegio del cuerpo, Samuel Zyman y Tambuco: Sacrifixio, la consagración de la paz

 

 

Coproducción del Ministerio de Cultura de Colombia, el Teatro Mayor, el Instituto Nacional de Bellas Artes de México y el Festival Internacional Cervantino de México.

 

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Viernes 6 y sábado 7 de julio de 2018, 20:00

 

Sacrifixio: la consagración de la paz
Un oratorio coreográfico en homenaje al proceso de paz de Colombia y al Premio Nobel de Paz 2016.

 

Dirección artística: Álvaro Restrepo, Colombia

Música: Samuel Zyman, México

Dirección musical: Adrián Chamorro, Colombia

Coreógrafa: Marie France Delieuvin

 

Con la participación de:

  • El Colegio del cuerpo / Compañía Cuerpo de Indias
  • Tambuco ensamble de percusiones de México
  • Coro de la Ópera de Colombia
  • Duane Corchane, piano, México/Estados Unidos
  • Rosario Jaramillo, actriz, Colombia
  • Rosalba Martínez de García, cantaora, Colombia
  • Gabriel Ossa, videoartista, Colombia
  • Fotografías de Jesús Abad Colorado y Ruvén Afanador

 

Sacrifixio es un proyecto con múltiples participantes. La idea provino del coreógrafo Álvaro Restrepo y de su trabajo con Marie France Delieuvin, con quien comparte responsabilidades en la dirección artística y formativa en El colegio del cuerpo (eCdC); a ellos se suman los integrantes de La compañía del cuerpo de indias, el núcleo profesional de eCdC. Ellos trabajaron sobre la base de realizar una coreografía de La consagración de la primavera de Stravinsky a partir de la vivencia de las posibilidades y retos del medio colombiano sometido a un conflicto interno largo y degradado que ahora, por fin, pasa por la puesta en marcha de unos acuerdos de paz con numerosas implicaciones, una de las cuales es la inmediata reducción en el número de víctimas por la violencia del conflicto interno. Esto ya implicaba una aproximación a la obra sobre presupuestos distintos, contemporáneos, urgentes y con proyección al futuro. Es decir que el elemento inicial de Sacrifixio es múltiple y complejo, con aportes históricos, puestos en el presente cambiante de la obra, enfocado hacia un futuro que se construye ya de otra manera.

 

Álvaro ha sido un convencido de que el fin del conflicto armado en Colombia es no solo necesario sino posible. Su trabajo en el colectivo de eCdC ha probado repetidas veces que la violencia aplaza y dificulta, pero no suprime ni suplanta, las posibilidades de construcción, ni siquiera entre los más golpeados, los discriminados, los marginalizados. Esa ha sido la cantera de la que proviene la energía para comprometerse en la práctica. Los acuerdos alcanzados entre los colombianos que hemos logrado ponerle término a una parte importante de nuestro conflicto interno son una confirmación de que el proyecto es viable, que debe extenderse y hacerse más profundo, persistir, porque está lleno de dificultades que reclaman sensibilidad e inteligencia para percibir nuevas soluciones a imprevistos y previsión frente a los obstáculos.

 

Sacrifixio es el homenaje que rinde Álvaro Restrepo a Juan Manuel Santos por su tenacidad como presidente de Colombia en sacar adelante los primeros acuerdos de paz para terminar el conflicto armado interno y un reconocimiento al Premio Nobel de Paz 2016 que el Presidente recibió a nombre de todos los colombianos.

 

Quiso la fortuna que 2018 fuera el año dual México-Colombia para el intercambio cultural y que Álvaro comunicara su proyecto, hoy cristalizado como Sacrifixio, a Ramiro Osorio, director del Teatro Mayor. Ramiro ha sido director de teatro, productor escénico, primer ministro de cultura de Colombia, embajador en México, director durante años y para varias ediciones del Festival cervantino de Guanajuato, quizás el evento de mayor alcance y perspectivas en la producción cultural en Latinoamérica. Por allí se fueron sumando posibilidades. Álvaro quería que la música estuviera a cargo de un grupo de percusión y resulta que uno de los mejores y más destacados del mundo es Tambuco, cuarteto de percusiones de México que ha desarrollado sus vínculos con Colombia desde 1993 y ha trabajado durante hace años con el pianista afroamericano XX XX, quien también ha tocado con ellos en Colombia. La obra contempla la participación de un coro mixto y la elección señaló al Coro de la ópera de Colombia dirigido desde su creación en 1992 bajo otro nombre por el salvadoreño con muchos años de residencia en Colombia Luis Diaz Herodier. Para la composición de la música nueva, el proyecto contó con el entusiasmo del mexicano Samuel Zyman, profesor en la Juilliard School of Music de Nueva York y autor de una producción sustanciosa. Samuel escribió música para coro, cuarteto de percusiones con piano y coro mixto. El texto, de solo cuatro palabras que le entrego Álvaro, lo realiza el coro. Junto a este colectivo de fuerzas musicales están en escena los bailarines de la Compañía del cuerpo de indias, desarrollando la coreografía propuesta por Álvaro. Sobre el escenario actúa la cantadora de alabaos del Pacífico colombiano Rosalba Martínez de García, con quien Álvaro estableció una relación que comenzó décadas atrás cuando la conoció como una voz de la tradición ancestral afro colombiana en medio del conflicto del que ella y su comunidad eran víctimas. A su lado un bailarín solista realiza la coreografía del canto.

 

Sacrifixio se presenta en estreno en Colombia y viaja luego a México, país con el que hay numerosos canales de entendimiento y comunicación, elementos culturales compartidos, que vive ahora lo que algunos han denominado como la colombianización de la violencia, un proceso de degradación de los negocios ilegales por la vía de conformación de grupos armados, el crecimiento de las desapariciones forzadas y asesinatos colectivos, el aumento de las formas y prácticas violentas contra las mujeres y del feminicidio, de un plan México que fue antecedido por un plan Colombia.

 

El caso histórico de Colombia es un ejemplo afortunadamente único en el continente. Los grupos guerrilleros se entrabaron en un proceso de lucha estancado en una violencia sin salida y sin opciones de solución por la vía de las armas, enfrentado al gobierno colombiano o los grupos paramilitares, en el que la población civil desarmada ha sido víctima de unos y otros o de todos. La situación actual en México tiene múltiples puntos comunes, tanto en la violencia interna como en sus repercusiones sobre el presente y la visión de futuro de la población víctima de la situación. Allá como acá, las victimas demandan, requieren ser reconocidas y escuchadas. Los victimarios deben hacerse parte de una dinámica de resolución de diferencias, de admisión de sus excesos, de los daños causados a individuos y comunidades, de fin de prácticas hostiles, de resarcimiento de los males cometidos y de los perjuicios causados. En fin, de comprensión de que el sacrificio de víctimas propiciatorias involuntarias no ha debido ocurrir jamás pero que debe servir para construir un futuro abierto.

 

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org