Cuarteto Henschel: obras de Beethoven, Stravinsky y Mendelssohn

 

 

Cuarteto Henschel, Alemania

 

Teatro Estudio

Martes 10 de abril de 2018, 20:00

 

Ludwig van Beethoven (Alemania, 1770 – Austria, 1827)

Cuarteto No. 1 en fa mayor, Op. 18 no. 1 (1799)

I. Allegro con brio

II. Adagio affettuoso ed appasionato

III. Scherzo. Allegro molto

IV. Allegro

 

Igor Stravinsky (Rusia, 1882 – Estados Unidos, 1971)

Tres piezas para cuarteto de cuerdas (1914, rev 1918)

I. (Danse)

II. (Eccentrique)

III. (Cantique)

 

Felix Mendelssohn (Alemania, 1809 – 1847)

Cuarteto No. 6 en fa menor, Op. 80 (1847)

I. Allegro vivace assai

II. Allegro assai

III. Adagio

IV. Finale: Allegro molto

 

Los estudiosos señalan la influencia de los cuartetos Op. 33 de Haydn de 1781 en el retorno de Mozart a la composición de cuartetos de cuerda. Y apuntan a que fueron las obras que impulsaron al joven a dedicarle a Haydn el grupo de seis cuartetos que publicó en 1785, tras lo cual Haydn habría incorporado algunos elementos mozartianos en sus cuartetos llamados Prusianos, de 1787.

 

Liberado del servicio a la familia Estherhazy en 1790, Haydn asumió el reto de ganarse la vida como artista independiente. Eso significaba viajar y tomar alumnos. Mozart habría sido uno de ellos y Beethoven, otro más. Primero fue a Londres y a fines de 1792 Beethoven se trasladó a Viena con veintidós años y Mozart murió pocos días después, antes del regreso de Haydn a la ciudad. Beethoven había sometido al juicio del maestro sus tríos Op. 1 que recibieron un comentario convencional y poco estimulante de Haydn, lo que indispuso a Beethoven, quien, ya trasladado, alistó varias obras que le sirvieran de presentación ante el público vienés. Beethoven no perdonó a Haydn y en un despliegue de su personalidad mercurial, años después dejó el famoso comentario de que jamás aprendió nada de Haydn.

 

Beethoven no recibió clases de Haydn, pero aprendió mucho de su música y la de Mozart. A su llegada a Viena traía obras compuestas en el último par de años, cuando había decidido irse a Viena, además emprendió otras que exhibían su comprensión de los géneros en los que Mozart y Haydn reinaban. De 1799 datan su Septeto, divertimento o serenata para cuerdas y vientos; los seis cuartetos Op. 18, demostración de suficiencia en el medio de Haydn; y su primera sinfonía, prueba de que podía componer tan bien como Mozart o Haydn.

 

Beethoven se inició en la composición de cuartetos con los del Op. 18. El primero que compuso se publicó luego como No. 3 y el siguiente que escribió apareció como No. 1. En esencia, se trata de obras que atestiguan su dominio en los terrenos de Mozart y Haydn. Hay poco más que una preciosa prueba de suficiencia compositiva. Quizás la diferencia radica, como lo señala el estudioso Charles Rosen, en que al abordar la forma sonata, Haydn y Mozart preferían acumular tensión en la exposición del tema de modo que el paso a su desarrollo sucediera como un resultado obvio y necesario. Beethoven infringió este hábito, acometió un respiro inusual y luego procedió a extenderse en el desarrollo del tema más allá de lo tradicional.

 

También son primerizas las obras para cuarteto de cuerdas de Stravinsky en este programa. No toman más de siete minutos en ejecutarse, pero su brevedad va en contravía de la dificultad de su ejecución. No pueden entenderse como movimientos de una misma obra ni existe entre ellas conexión más allá de haber sido compuestas en un mismo período y para un mismo medio. Están precedidas del estreno de la Consagración de la Primavera en París en 1913 y es posible hallar más de un eco de ese ballet en las piezas. Resulta fascinante la oferta de tan abundante material musical en tan breve tiempo.

 

El de Mendelssohn es el último cuarteto de cuerdas que compuso y se estrenó póstumamente. Es conocido que el compositor sentía profundo afecto por su hermana Fanny, pianista y compositora quien murió en 1847 provocando un tremendo golpe emocional a su hermano. Mendelssohn partió a Suiza para restablecerse en una doble terapia consistente en componer un cuarteto de cuerdas, que dedicó a Fanny y en dibujar un grupo de trece acuarelas con paisajes suizos. Regresó a Alemania y antes de terminar el año falleció.

 

Las obras de Mendelssohn fueron proscritas por el régimen Nazi dado el origen judío de los hermanos cuyo abuelo se considera como el pensador judío más importante en el siglo XVIII después de Maimónides en el siglo XII. Pero los nietos, en el espíritu secular e igualitario posterior a las guerras napoleónicas, adoptaron el protestantismo como expresión generacional de apego a los ideales de la revolución francesa. Esta conversión religiosa no habría bastado a sus descendientes para salvarse de las persecuciones en la Alemania Nazi, pues habrían caído víctimas de las leyes de pureza racial. Los descendientes que se salvaron de la persecución vivían en Suiza, donde los nazis no los alcanzaron, tampoco a los dibujos. Tras años de conservarlos, finalmente fueron donados a instituciones culturales alemanas para su aprecio público. La música de Mendelssohn se ha revalorado con el tiempo transcurrido desde la caída de los Nazis.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org