Nueva Filarmonía, Ricardo Jaramillo, Édmar Castañeda y Samuel Torres: Latinoamericana

 

 

Nueva Filarmonía, Colombia

Director: Ricardo Jaramillo, Colombia

Solistas: Edmar Castañeda, arpa, Colombia

Samuel Torres, congas y cajón, Colombia

 

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Viernes 3 de noviembre de 2017, 20:00

 

Edmar Castañeda (Bogotá, 1978)

Emilio Solla (orquestación) (Castañeda & Solla, arreglos)

Concierto para arpa llanera y orquesta, A la tierra

I. A la tierra

II. Tonada de los lirios

III. Morena chipola

 

Samuel Torres (Bogotá, 1976)

Cíclica para congas, cajón y cuerdas

I. Nostalgia

II. Viaje adentro

III. Encuentro

IV. Tierra luz

 

Samuel Torres

Regreso para congas y orquesta

Atardecer en Cartagena de Indias para congas y orquesta

 

Edmar Castañeda en arpa y Samuel Torres en congas echan por el piso la idea de que los suyos son instrumentos con limitaciones.

El arpa llanera es un instrumento diatónico. Es como si un piano apenas tuviera las teclas blancas. El arpista rebasa esa limitación para hacer el sostenido de la nota en la que está afinada la cuerda apoyando el borde de un dedo en la base de la cuerda contra el diapasón, mientras pulsa la cuerda con la otra mano. Para superar estas limitaciones se diseñaron las arpas de concierto. El arpa de concierto se pulsa con la punta de los dedos y la del llano, con las uñas duras y puntiagudas.

Por su parte, los instrumentos de percusión no siempre son percutidos. Las congas pertenecen a la familia de los membranófonos, que vibran al golpear una membrana tensada sobre un cuerpo resonador. El cajón es un idiófono, instrumento que resuena por la agitación de su cuerpo. Tanto las congas como el cajón se asocian con el golpe de la mano, pero también se emplean diversas técnicas de deslizamiento, sin golpe, para producir sonidos. Pues estas y otras limitaciones quedaron superadas por músicos como los solistas de esta noche. En ambos casos gracias a la destreza técnica de sus ejecuciones y la riqueza de su musicalidad. Ellos son ejemplos únicos en sus instrumentos. Virtuosos con abundancia de expresión, imaginación musical y amplitud discursiva. Todo dicho sin la exageración patriótica que envilece lo que agranda.

Edmar suele conectar pedaleras a su arpa, del tipo que usan los instrumentos amplificados, y con ellas enriquece su sonido en una variedad de recursos electrónicos y de procesamiento. Ha trabajado con el fabricante de arpas Camac para introducirle modificaciones al arpa llanera manteniendo el tamaño, proporciones y tensión de las cuerdas e incorpora unas llaves que permiten alterar la nota de afinación de la cuerda: el resultado es el modelo Camac EC Llanera. Edmar emplea la mano derecha concentrada en el registro agudo y la melodía mientras la mano izquierda actúa independizada en el registro grave para acompañar. Dice Edmar que es como tener un piano en la derecha y un bajo en la izquierda.

Samuel dejó atrás la altura indefinida. Sus instrumentos están afinados dependiendo de lo que vaya a tocar. Recuerda al conguero Cándido Camero que afinaba sus tumbadoras en la, do y re y a Patato (Carlos Valdés), quien las afinaba en la, sol, si bemol y do. Dice que sigue una tradición que aporta a la capacidad expresiva del instrumento.

Ambos músicos se ganaron el máximo reconocimiento local en Bogotá cuando eran jóvenes. Edmar comenzó a tocar arpa en su adolescencia y tuvo en su familia a sus maestros y primeros compañeros. Samuel comenzó siendo niño y andaba metido entre adultos tocando donde cupiera. El primero en partir a los Estados Unidos fue Edmar, allí se empapó del jazz neoyorquino y eso enloqueció su forma de tocar. Conservó su destreza en el instrumento, pero pronto le agregó maneras de ornamentar, de sincoparlo todo sin perder la referencia, de extender las frases en florituras y de enriquecer sus melodías. A la vez, le metió jazz al arpa y el arpa a toda la música. Samuel estudió percusión clásica en la Universidad Javeriana mientras seguía tocando en lo que él llama la calle. Reconoce con emoción el estímulo que le brindó el compositor y pedagogo Guillermo Gaviria quien le propuso que venciera las limitaciones que le impondrían sus destrezas como instrumentista y lo animó a que estudiara composición contemporánea para nutrir su discursividad musical con nuevas lógicas constructivas. Se graduó y se fue a los Estados Unidos. Allí conoció más acerca lo que hacía Edmar, lo contactó y surgió una inmediata amistad.

Hoy tienen menos oportunidades de encontrarse aunque no han perdido el contacto. Las agendas de cada uno están muy ocupadas con compromisos en estudios de grabación, en sesiones de instrucción, en conciertos que los llevan por todo el mundo. Tienen sus propios grupos con formatos diversos que integran de manera variable a muchos colegas. Y atienden los requerimientos de los más destacados de sus colegas. Esos nombres de los grandes de la música, los que a veces alguno de nosotros puede ver cuando vienen. Son los colegas de Edmar y de Samuel. Porque Edmar y Samuel son grandes entre los grandes.

Este concierto surgió como proyecto hace tres años. Ricardo Jaramillo, el director de Nueva Filarmonía ha tocado muchas veces con Samuel en Cali y Bogotá, en Berlín y Londres, para mencionar apenas unos pocos lugares. Querían hacer este proyecto juntos, le propusieron a Edmar que tomara parte en él y será la primera vez que Ricardo y su orquesta toquen con Edmar y su arpa.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org