OFB, Jonas Alber y Orlin Petrov: obras de Brahms, Martinu y Sibelius

 

Orquesta Filarmónica de Bogotá

 

Director: Jonas Alber, Alemania
Solista:
Orlin Petrov, oboe, Bulgaria

 

Viernes 24  de junio de 2016, Auditorio Fabio Lozano

Sábado 25 de junio de 2016, Auditorio León de Greiff

 

Programa

 

Johannes Brahms (Alemania, 1833 – Austria, 1897)
Variaciones sobre un tema de Haydn, Op. 56a (1873)
1. Tema. Coral de San Antonio. Andante
2. Variación I. Poco più animato
3. Variación II. Più vivace
4. Variación III. Con moto
5. Variación IV. Andante con moto
6. Variación V. Vivace
7. Variación VI. Vivace
8. Variación VII. Grazioso
9. Variación VIII. Presto non troppo
10. Finale. Andante

 

Bohuslav Martinu (República Checa, 1890 – Suiza, 1959)
Concierto para oboe y pequeña orquesta, H. 353 (1955)
I. Moderato
II. Poco andante
III. Poco allegro

 

Intermedio

 

Jean Sibelius (Finlandia 1865 –1957)
Sinfonía No. 2 en re mayor, Op 43 (1901-2)
I. Allegretto
II. Tempo andante, ma rubato
III. Vivacissimo
IV. Finale: Allegro moderato

 

 

Notas al programa

 

Mientras más se indaga, se hace más evidente el maravilloso equívoco en el título de la obra de Brahms. Ahora resulta claro que lo que le mostraron al compositor en 1870 como una obra escrita por Haydn y de la que él apuntó el tema que le sirvió de base a sus variaciones, fue una atribución equivocada a Haydn. En realidad, es la obra de otro compositor (¿Ignaz Pleyel?) quien quizás la tomó de un coral a San Antonio de Padua. Esto resulta paradójico, porque este rico sacerdote portugués que ingresó a los franciscanos en el siglo XIII se considera la mejor ayuda para encontrar personas u objetos perdidos. No obstante, los estudiosos aún no han encontrado el coral original. Al tema del coral le siguen ocho variaciones y un final poderoso, elocuente, animoso y lleno de una energía contagiosa. Este es un rasgo común a los finales de las obras en el presente programa, así como que el oboe resulta crucial en todas ellas. Para empezar, en la pieza de Brahms la presentación del tema le corresponde a los oboes. Esta obra es un bello estudio de ritmo y orquestación alrededor de dicho instrumento.

 

Los compositores Sibelius y Martinu vivieron hasta bien entrado el siglo XX y sin embargo sus obras no son, al contrario de muchos famosos compositores como Stravinsky, Schoenberg, Messiaen, Boulez o Kagel, ejemplos elocuentes de las novedades en la música de su siglo. En las biografías de Sibelius y Martinu parecen encontrarse las claves para que las obras en este programa resulten agradables y emocionantes, sin ser retadoras.

 

Martinu compuso su única obra orquestal para instrumento solista de viento, familia de maderas, a solicitud de un compatriota checo desconocido suyo. Fue impulsivo que el oboísta Jiří Tancibudek se atreviera a escribirle desde Australia al compositor en Francia. La primera respuesta de Martinu fue que estaba ocupado. Pero el compositor recapacitó y meses más tarde le anunció a Tancibudek que compondría la obra, y lo hizo entre abril y mayo de 1955. En esta pieza está presente la combinación de elementos que caracteriza la producción de Martinu: sus orígenes en Bohemia, República Checa; su partida a Francia para estudiar con el compositor Albert Roussel con la consecuente temprana influencia de la música francesa en su producción, especialmente clara en la porción del oboe solo en el segundo movimiento; su gusto por el jazz, presente desde la apertura del concierto; y la inclusión de ritmos de danza popular de Bohemia al final del último movimiento. Resulta notable que Martinu explorara los registros más agudos del oboe para este concierto, así como que el piano tenga una participación tan intensa como extensa.

 

Jean Sibelius viajó a Italia siguiendo la sugerencia de un amigo suyo, quien lo animó a que conociera otros lugares, a que se llenara de la energía de las tierras cálidas del sur de Europa. El viaje ocurrió en el invierno de 1901 y mientras la Finlandia natal del compositor soportaba el frío de la estación, Sibelius disfrutaba de «un jardín lleno de rosales en flor, camelias, plátanos de sombra, cipreses, palmas y almendros en flor; naranjos, limoneros, mandarinos», como lo hizo constar en una carta. En la ciudad de Rapallo surgieron las primeras notas de esta, la sinfonía de Sibelius más frecuentemente ejecutada. En ella abundan elementos musicales del clasicismo dentro de un contexto romántico tardío. En la entrada de los oboes, al inicio, está propuesta la melodía. Los contemporáneos le atribuyeron un sentido patriótico cuando la escucharon en Finlandia, región que concentraba sus esfuerzos en encontrar la independencia de Rusia. La intención de Sibelius no fue patriótica, pues consideró dedicarla a Don Juan, al que además imaginó pasando a su lado en Rapallo. Más adelante hizo mención a algún misticismo cristiano y, por último, mencionó que la Segunda es la confesión de su alma. ¿Será posible que la obra comunique, además de su estricta hermosura musical, todos estos otros contenidos?

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud de la Orquesta Filarmónica de Bogotá a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.filarmonicabogota.gov.co