OFB, Shlomo Mintz y Luis Martín Niño: obras de R. Strauss y Brahms

 

 

Orquesta Filarmónica de Bogotá, Colombia

Director: Shlomo Mintz, Rusia/Israel

Solista: Luis Martín Niño, violín, Colombia

 

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Viernes 6 de noviembre de 2015, 20:00

 

Richard Strauss (Alemania, 1864 – 1949)

Concierto para violín en re menor, op.8, TrV 110 (1880 – 82)

I. Allegro

II. Lento, ma non troppo

III. Rondo. Presto

 

Johannes Brahms
(Alemania, 1833 – 1897)

Serenata No.1 en re mayor, op.11 (1857 – 58)

I. Allegro molto

II. Scherzo. Allegro non troppo

III. Adagio non troppo

IV. Menuetto I – Menuetto II

V. Scherzo. Allegro

VI. Rondo. Allegro

 

El programa de esta noche presenta obras tempranas de cada uno de sus autores. Ambos compositores las escribieron poco después de entrar en sus veinte. Ninguno de ellos retomó este tipo de obras. Finalmente, puesto que ambas composiciones han gozado de menor favor entre los intérpretes y el público, se ejecutan con reducida frecuencia, lo que les otorga un aire de rareza.

El concierto para violín de Strauss está dedicado a Benno Walter quien fue su maestro desde temprana edad y continuó siéndolo para cuando escribió la obra. De hecho, el estreno contó con Walter en el violín y Strauss en el piano ejecutando su propia reducción de la parte orquestal. La presentación se llevó a cabo en la sala de música Bösendorfer asociada a los fabricantes de pianos de Viena, en diciembre de 1882. El concierto se ejecutó con orquesta por primera vez a comienzos de 1890 y su publicación data, quizás, en 1897. El concierto para violín contiene recursos armónicos que sugieren vagamente las destrezas en este terreno que luego hicieron parte habitual en las obras de Strauss. El primer movimiento propone el mayor despliegue del drama musical en el diálogo entre el cuerpo de la orquesta y el violín solista, intercalando pasajes de grupo y respuestas o interpelaciones del violín. Esto permite el lucimiento del solista. Poco antes de la mitad del movimiento, un momento de contrapunto por la orquesta y el solista da lugar a un solo que parte en dos el movimiento. El segundo movimiento, más reposado y emocionalmente concentrado resulta extremadamente bello, tal vez porque la expresión es aquí más importante que la demostración en la que se enfoca el movimiento inicial. En el tercer movimiento el tiempo es más veloz y animoso y permite balancear el destacado papel del solista, su técnica y belleza de sonido frente a la orquesta.

Parece que Brahms compuso su Serenata a instancias de su amigo y mentor Robert Schumann. Esta primera composición para grupo sinfónico tardó en consolidarse pues primero fue, en 1858, un noneto para cuerdas y vientos, luego transformada en una obra para orquesta de cámara en 1859. Ese mismo año quedó reelaborada con la instrumentación y forma actual. La pieza goza de esa amplia libertad de forma y estructura que el género adquirió desde las serenatas de Mozart. Como puede verificarse en este caso, tanto el primero como el último movimiento rememoran el origen de la serenata como género vespertino marcado por el arribo de los ejecutantes al son de una música de ritmo fuerte y bien marcado, como para interpretar mientras andaban hasta el lugar donde ejecutarían el resto de la pieza. Lo propio ocurriría con el movimiento final que sería el de la partida de los músicos. Entre estos dos, sería frecuente la presencia de unos scherzos, derivados de los minuetos como música con aire de danza pero con posibilidad de desarrollo de su tema. Intercalado, habría algún movimiento lento, más reposado y concentrado que diera un respiro dentro de la alegría ritmada de la mayor parte de la obra. Brahms escogió abrir su Serenata con una forma sonata, melodiosa y cantable. Enseguida, un scherzo marcado como no demasiado alegre. El tercer movimiento es un adagio adecuadamente ubicado en el centro de la obra, seguido por dos minuetos en el cuarto movimiento y un nuevo scherzo en el quinto, que remata en alegro. Este movimiento, junto con el sexto y último, pulsan y vibran con un ritmo bien marcado. En su día, muchos consideraron que esta Serenata era excesivamente moderna y difícil de escuchar. Esto, a pesar de que los conciertos iniciales contaron con publico superior al millar y concluyeron en ovaciones estruendosas.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org