OFB, Yves Abel y Anneleen Lenaerts: obras de Prokofiev y Rota

 

 

Orquesta Filarmónica de Bogotá

Director: Yves Abel, Canadá

Solista: Anneleen Lenaerts, arpa, Bélgica

 

Auditorio León de Greiff

Sábado 7 de junio de 2019, 16:00

 

Iglesia de San Ignacio

Domingo 8 de junio de 2019, 12:00

 

Sergei Prokofiev (Rusia, 1891 – 1953)

Sinfonía No. 5 en si bemol mayor, Op. 100 (1944)

I. Andante

II. Allegro marcato

III. Adagio

IV. Allegro giocoso

 

Nino Rota (Italia, 1911 – 1979)

Concierto para arpa en sol mayor (1947)

I. Allegro moderato

II. Andante

III. Allegro

 

Hay acercamientos biográficos que implican posturas completamente opuestas: o bien se asume que las composiciones son autónomas frente a la trayectoria profesional y las circunstancias sociales y políticas que las rodean o, por el contrario, se plantea que cada obra se encuadra en el conjunto de hechos que, externos a la obra musical, están relacionados con ella bien sea de forma reconocible y directa o bien por vías intrincadas que requieren de estudio detallado y no resultan ni obvias ni inmediatamente convincentes. Al concierto para arpa de Rota sería más apropiado aplicarle una mirada como la que presta poca atención al entorno y se concentra en la música misma mientras que a la Quinta de Prokofiev, como a casi toda su obra, le viene mejor no perder ningún aspecto de historia. En cualquier caso, ambas composiciones en este programa se desarrollaron dentro de un periodo angustioso en torno a la Segunda Guerra Mundial.

 

Prokofiev había terminado la orquestación de su aclamado ballet Cenicienta en la primavera de 1944 y para el verano se trasladó a la residencia que tenía la Unión de Compositores en Ivanovo a ochenta kilómetros al este de Moscú, un lugar tranquilo y alejado de las presiones de la guerra que había comenzado a perder Alemania y sus aliados tras la derrota final en Stalingrado al final del invierno de 1943 con un saldo de casi dos millones de víctimas en algo más de cinco meses. El ánimo entre la población de la Unión Soviética fue pasando de un derrotismo desesperado a un patriotismo esperanzado y se consideraba deseable, sin necesidad de que se reforzaran instrucciones puntuales al respecto, que los artistas produjeran obras que siguieran enmarcadas dentro del llamado realismo socialista de facilidad de comprensión, popularidad y empleo de elementos folcloristas sumado a un optimismo patriótico que reconociera los sinsabores aunque más bien generara un ánimo positivo relacionado con la guerra patriótica contra el fascismo. En Ivanovo vivió Prokofiev un nuevo periodo de productividad que agregó a su catálogo la octava sonata para piano, su segunda sonata para violín adaptada de la sonata para flauta, el adagio de cámara adaptado de Cenicienta, la marcha para orquesta, el arreglo orquestal de Cenicienta, las doce canciones rusas del Op. 104 y buena parte de la música para la película Iván el terrible de Sergei Eisenstein. La Quinta es una sinfonía muy convencional en cuanto a su estructuración y armonía, un grandioso logro sinfónico, con algunos pocos rasgos del humor y lirismo distintivos de Prokofiev y, no obstante, introspectiva y sombría. Su estreno ocurrió en enero de 1945 cuando el ejército soviético avanzaba hacia el oeste en el camino a Berlín. Al momento de tomar la batuta para dirigir el estreno, Prokofiev debió parar mientras los cañonazos, campanadas y fuegos artificiales anunciaban que el Ejército Rojo había pasado del otro lado del río en Varsovia. Sus obras de este momento son evidencia de su esfuerzo por agradar a su público, al determinante medio oficial y, sin duda, por trabajar a su propio gusto y ser aceptado.

 

En el concierto para arpa de Rota poco se nota que en 1947, cuando lo compuso, la guerra recién terminaba oficialmente para Italia con la firma de un tratado de paz que acordaba cambios territoriales, restricciones al tamaño de sus fuerzas armadas, pago de compensaciones de guerra y otras prescripciones de ese talante. Las numerosas obras de Rota que no compuso para el cine, medio para el que escribió profusamente, revelan una maestría técnica relacionada con sus maestros Ildebrando Pizzetti y Alfredo Casella. La preciosa escritura para el arpa está en acuerdo con el arcaísmo de Rota, desafecto a las vanguardias al punto que su trayectoria carece de cambios estilísticos a pesar de que coincidió con los más drásticos y veloces ajustes de la música en la historia. La elección del arpa como solista fue tan apropiada como la escritura que sacó provecho de la idiosincrasia de su sonido y de sus posibilidades técnicas. El aprecio por esta bella obra ha ido en ascenso desde cuando se lanzó su primera grabación para el sello británico Chandos en 2000. No es de extrañar que este concierto se haya vuelto una pieza clave en el repertorio de una nueva generación de arpistas.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud de la Orquesta Filarmónica de Bogotá a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.filarmonicabogota.gov.co