Ustvólskaya, compositora silenciada para escuchar

 

Escuchar a quienes no guardan silencio

 

En Wikipedia, la entrada en inglés sobre la compositora rusa Galina Ustvólskaya (1919-2006) concluye así:

Even in the year of her centenary no memorial plaque was put on the house she had been living in for 38 years, not to speak of naming musical schools, streets or places after Ustvolskaya. The authorities ignore her name just like she ignored them in her lifetime.

Traduzco:

Ni siquiera para el centenario de su nacimiento se ha puesto una placa conmemorativa en la casa en que vivió por treinta y ocho años, sin mencionar que no hay escuelas de música, calles u otros lugares que lleven su nombre. Las autoridades la ignoran del mismo modo en que ella las ignoró toda su vida.

 

Por su parte, en la entrada en español, Wikipedia ofrece una cita de Ustvólskaya sin mención de la fuente:

 

Con respecto al Festival de Música de Mujeres compositoras,

se supone que afirmó Ustvólskaya,

me gustaría decir lo siguiente: ¿Realmente puede hacerse una distinción entre música escrita por hombres y música escrita por mujeres? Si ahora tenemos Festivales de Música de Mujeres compositoras, ¿no sería correcto tener Festivales de Música de Hombres compositores? Soy de la opinión de que no debería permitirse que tal división persista. Sólo deberíamos tocar música que es genuina y fuerte. Si somos honrados en eso, una interpretación en un concierto de mujeres compositoras es una humillación para la música. Espero sinceramente que mis comentarios no ofendan a nadie —lo que digo sale de mi más recóndito ser…

 

Si la conclusión en la entrada en español pretende establecer una especie de balance, me parece que se equivoca. Basta con leer algunos comentarios que se hicieron a su obra en la entrada de Wikipedia en español y que correspondían a la más habitual censura ejercida en la Unión Soviética sobre artistas de todos los géneros. Transcribo: «fue acusada de no querer comunicarse y de “estrechez” y “obstinación”». Su música, informan las entradas de Wikipedia en inglés, comenzó a escucharse a partir de un festival en Holanda en 1989, que resulta ser el año del inicio efectivo de la disolución de la Unión Soviética. Con esto afirmo que ella no fue indiferente a las autoridades, más bien lo que ocurrió fue que la silenciaron por obra y gracia de un ejercicio de censura oficial que fue tan socorrido en ese país. Shostakovich, autor de un elogioso reconocimiento a las capacidades y producción de Ustvólskaya que se cita siempre, también fue objeto de llamados al orden provenientes del aparato estatal que el compositor debió tomarse muy en serio. No obstante, en el caso de Ustvólskaya no se trata de un hombre en oficio de compositor sino de una compositora y me parece ver que a ella no le quedó otro camino que recluirse y guardar silencio, hacerse invisible a los ojos del censor estatal. Así que me apresuro a descalificar el lindo juego de palabras entre la indiferencia de ella hacia el Estado soviético y la presente indiferencia del Estado federativo hacia ella como una tentativa bonita y falta de lógica.

 

En el comentario con el que ella supuestamente manifiesta oponerse a festivales de música de compositoras, me limitaré a decir que el argumento que se le atribuye —vaya uno a saber si lo dijo o no— presenta una debilidad esencial: se preguntaría Ustvólskaya si ahora hay que hablar de festivales de hombres compositores. Mi refutación es así de simple: a menos que intencionalmente, a propósito y con toda consciencia se incluyan obras de compositoras, es decir de mujeres en el oficio, lo que son los festivales, lo que han sido hasta el momento y siguen siendo son precisamente lo que ella dice, festivales de hombres en el oficio de compositores. Así que sí y no. Sí creo que importa que los festivales de música piensen en salirse de la tradición exclusivista masculina; sí que los festivales de música de compositoras son bienvenidos porque ni siquiera estamos familiarizados con el sonido de los nombres de las compositoras, mucho menos con sus obras ni con las circunstancias de su quehacer como mujeres; sí que el mundo no se divide entre hombres y mujeres, con predominio absoluto de nosotros los hombres que ni siquiera nos damos cuenta de nuestro privilegio por la razón elemental de que venimos al mundo envueltos en garantías de las que no somos conscientes y que, en consecuencia, vendría bien hacer el esfuerzo de incluir a todas las personas que componen música, que la hayan compuesto, más allá del marco binario que opone hombre a mujer. Es decir, recabar en que un festival de música es hasta hoy básicamente un festival de señores que compusieron y que los festivales deben transformarse para darle cabida a todas las personas. No solamente abrir los espacios que han permanecido cerrados a las mujeres o abiertos apenas para sus apariciones accidentales y por alguna ocasión, sino que también debe eludirse el binarismo con el que muchas personas se sienten a disgusto, excluidas y rechazadas. Arrojar el nombre de alguna compositora en un festival de música compuesta por hombres como si fuera un comodín de corrección política o subir al escenario a una directora para no permitirle más que la posibilidad de que ella haga su papel más modesto está lejos de reconocer la riqueza de actividad de las mujeres y personas no binarias. Semejantes inserciones en los festivales llenan la última y menos importante de las casillas en la columna de cuotas de corrección política y de paso refuerzan un binarismo que premia y privilegia a los de siempre.

 

El maravilloso historiador de la música que es Richard Taruskin, tan hábil en poner el dedo en la llaga, así como de levantar llagas donde muchos creemos neciamente que hay piel sana, en su libro Russian Music At Home and Abroad: New Essays de 2016 se limita a decir esto de Ustvólskaya:

[…] the recent work of Shostakovich’s former pupil, the mysterious, reclusive, Galina Ustvolskaya, whose music also figured in the Chicago concert.

Traduzco así:

[…] la obra reciente de quien fuera alumna de Shostakovich, la misteriosa y enclaustrada, Galina Ustvólskaya, cuya música también figuraba en el concierto de Chicago.

Un evento en esa ciudad ocurrido en 1991. Destaco que el nombre de esta compositora tiene esta sola aparición en el libro y es para decir nada más que ella le parece misteriosa y enclaustrada. En años recientes, por contraste, se dice cada vez más acerca de ella. Su música se ejecuta con mayor frecuencia. Por ejemplo, en festivales dedicados enteramente a sus obras entre los que se destacan uno en Ámsterdam de 2011 y otro en Chicago en 2017. En este último, Taruskin fue llamado en calidad de experto, calidad que no pongo en cuestión en lo más mínimo. Sin duda ya para entonces tenía algo más que dos calificativos para referirse a Ustvólskaya.

 

Lo que estas cosas me indican es lo siguiente: que mientras subsistió la Unión Soviética era poco o nada lo que se sabía de la compositora. Hubo que esperar a la disolución de esa entidad política para que Ustvólskaya y su música adquirieran entidad propia distinta a la de haber sido alumna de Shostakovich o, en el mejor de los casos, al comentario elogioso del compositor que la validaba a ella, así como ocurría con la referencia a tres obras de Shostakovich en las que empleó material de ella. No lo estoy acusando de plagio. Él destacó la magnífica calidad del material e identificó la aplicación a su propia música con relación a Ustvólskaya. Destaco que, a medida que ha transcurrido el tiempo desde 1989 aumenta la aparición de obras de ella; se la valora y estudia como se requiere. Lo que más me interesa es que esto ocurra en festivales dedicados a su obra. Festivales de música de mujeres, o en sentido estricto, de una sola mujer. Hechos que me parece que no podrían llamarse una humillación para la música sino todo lo contrario. Así que es gracias a la vida y obra de Ustvólskaya que brillan eventos y estudios. Por qué no retirarán esa supuesta cita de ella en Wikipedia. Por qué dejar ahí ese comentario que refuerza una visión masculina, hombruna, patriarcal, en cambio de eliminarlo y destacar los festivales dedicados a su obra. Ya sé que las entradas de Wikipedia no son propiedad de nadie. También entiendo que reflejan impersonalmente un punto de vista personal. En este caso la siguiente equivocada noción colectiva de que incluso una compositora como Ustvólskaya opina que no valen la pena los festivales de música de personas como ella. Eso no debería subsistir ahí ni de esa forma.

 

Les invito a buscar el nombre de Galina Ustvólskaya para disfrutar de su música así como, por ejemplo, seguir los eventos del Festival Mujeres en la Música Nueva FMMN, que lidera la compositora colombiana Melissa Vargas Franco, también a ver el par de videos cortísimos que presentó la instrumentista improvisadora Mange Valencia por invitación de Centro de Desarrollo Cultural de Moravia en Medellín, Colombia y a seguir a cada una de las diez compositoras con quienes nos relaciona allí, a través de sus páginas web, por ejemplo, puestas en un listado al final de los videos; a prestarle atención al tejido Latinoamericano y transcontinental de mujeres en la música que se articula en torno a los nombres de Ana María Romano Gómez y del Festival en Tiempo Real, entre otras múltiples actividades en las que ellas participan. También, para cerrar, a prestarle atención a los nombres y actividades de las mexicanas Carole Chargueron, Ana Paola Santillán Alcocer, Ana Cervantes, Gabriela Ortiz y varias otras más. Bases de datos de acceso abierto y gratuito que consignan entradas de mujeres son, entre otras, Kassiadatabase y Composerdiverstity que permite búsquedas de compositoras y de personas no binarias; la cuenta de Twitter DONNE-Women in Music y el mapa Creadoras de la historia de la música (en construcción) de la musicóloga española Sakira Ventura. En fin, a que en el plano de nuestros intereses musicales seamos menos obtusos y prestemos atención a incluir por igual a todo mundo.