OFB, Ligia Amadio y John Lill: lanzamiento del Festival Bogotá es Mozart

 

 

 

Orquesta Filarmónica de Bogotá

Directora: Ligia Amadio, Brasil

Solista: John Lill, piano, Reino Unido

 

Lanzamiento del Festival Internacional de música
clásica de Bogotá – Bogotá es Mozart

 

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Viernes 3 de octubre de 2014, 20:00

 

Wolfgang Amadeus Mozart (Alemania, 1756 – Austria, 1791)

Obertura Don Giovanni K 527(1787)

 

Concierto piano no. 24 en do menor K 491 (1786)

I. Allegro

II. Larghetto

III. Allegretto

 

Sinfonía no. 41 en do mayor K 551 (1788)

I. Allegro vivace

II. Andante cantabile

III. Menuetto: Allegretto

IV. Molto Allegro

 

Mozart tenía 30 años cuando compuso el concierto para piano no. 24; 31 años cuando escribió su magnífica ópera Don Giovanni, y; 32 años al terminar la 41, su última sinfonía. Luego, vivió tan solo 3 años más, así que estas tres obras se ubican en un período de madurez creativa que ya no pudo ser superado.

Don Giovanni fue la segunda de las tres operas de Mozart con libreto de Lorenzo Da Ponte. Aquí, toma la idea general del libertino impenitente en un enfrentamiento moral entre la devoción por el placer y una muerte segura como un castigo que no proviene de este mundo de pecado. Se sabe que Mozart había terminado la ópera antes de escribir a toda marcha la obertura con la que se inicia la obra. De hecho, algunos estudiosos han planteado evidencia que apunta a que las últimas notas de la obertura las compuso Mozart faltando apenas minutos para su estreno en Praga. En el inicio de la ópera, la obertura es un trozo de música sin canto ni actuación que termina en los compases que dan lugar a que el telón se levante para que Leporello, el siervo de Don Giovanni, inicie la acción escénica. No obstante, Mozart tan previsivo y siempre escaso de ingresos, escribió 15 compases al final de la obertura que le permiten su ejecución como obra de concierto. La obertura se inicia con un tono ominoso, que en la ópera corresponde musicalmente al momento en el aparece la estatua justiciera del comendador en el segundo acto. Sin transición, el tono se vuelve alegre y se mantiene así hasta la conclusión.

Desde fines de 1785 la febril actividad de Mozart incluía su trabajo como maestro de piano, trabajo que el compositor detestaba pero que le aportaba algunos magros ingresos. Hacia el final del año, compuso el primero de tres conciertos para piano. Estas obras tienen alguna relación con sus seis cuartetos dedicados a Haydn, que el público aristocrático vienés no supo recibir ni disfrutar como el propio Haydn, quien entendió que, con ellos, el género del cuarteto se proyectaba hacia novedosos terrenos expresivos. Al concierto K 482 de diciembre del ’85, le siguieron el K 488 de comienzos de marzo del ’86 y el K 491, el del presente programa, de fines del mismo mes. Mientras tanto, Mozart trabajó en Le Nozze di Figaro, al tiempo que su esposa Constanza estaba a punto de dar a luz un nuevo hijo, simultáneamente con la composición del precioso trío K 498 llamado Kegelstatt. Para ese entonces, en su casa se instaló como pensionista y alumno el joven Johann Nepomuk Hummel que tanto aprendió de Mozart y quien, más tarde, cuando fue amigo de Beethoven, le transmitió a este un conocimiento personal y directo de su maestro que contribuyó a la veneración de Beethoven por nuestro compositor.

Mozart terminó en febrero del ’86 la comedia en música Der Schauspieldirektor. Ese mismo año, un poco más adelante, compuso otro concierto para piano, su sinfonía no. 38, varias canciones, otro trío, un cuarteto y algunas obras más. Opinan los estudiosos que Mozart llegó al punto más elevado de su composición para piano y orquesta con su concierto no. 24, que se interpreta esta noche. La obra contiene aspectos que lo hacen reconocible dentro del conjunto de creaciones de su autor, pero su propio recorrido cambió con esta obra. El primer movimiento es mucho más extenso que en todo el resto de sus anteriores conciertos y esto le permite entablar relaciones más interesantes, mucho más dramáticas, menos rígidas y convencionales, entre el grupo orquestal y el instrumento solista. Hay entonces una mayor complejidad y los modelos aceptados hasta su momento resultaron rebasados gracias a la proposición de la forma con la que se estructura el movimiento. La intensidad con la que se relacionan el piano y la orquesta supone aquí que esta última, toma elementos del piano solista y que la exposición del tema a cargo del piano, también lo integra la orquesta. Lo que ganaron los conciertos para piano de aquí en adelante en términos de balance entre orquesta y solista, como se vio con Beethoven y quienes le siguieron, tiene a este concierto como punto de partida. Así, la forma del movimiento inicial es una sonata con su exposición, desarrollo y reexposición. Ya el público debía haberse sorprendido por las dimensiones aumentadas de la orquesta, que en este caso incluye trompetas, cornos y timbales, además de las más habituales cuerdas, flauta, oboes, clarinetes y fagotes. Y adicionalmente, luego del tremendo esfuerzo expresivo del primer movimiento, en el segundo, mucho más breve, Mozart jugó con un tema recurrente, presente en cinco oportunidades, que alterna con un par de melodías secundarias. Las maneras sociales de la época, que marcaban un patrón formal para la música, exigían que esta obra hubiera terminado con un rondó, pero Mozart contravino las convenciones, mostrando su audacia compositiva y social, con un movimiento final en forma de un tema con ocho variaciones y una coda, marcado por una emoción sombría. Mozart estrenó esta obra como solista y director en Viena. En los movimientos uno y tres, como era habitual, planteó unos silencios orquestales en los que lució unas cadenzas improvisatorias que no quedaron escritas en la partitura. De hecho, son muchos los compositores y pianistas destacados que luego de Mozart, han hecho sus propias cadenzas para este concierto.

Las últimas tres sinfonías de Mozart quedaron compuestas, de comienzo a fin, durante apenas una parte del verano de 1788. El primer movimiento de esta, la última sinfonía del compositor, está estructurado en forma de sonata, con una exposición, un desarrollo de los temas planteados y una recapitulación. La exposición es bastante larga y comienza con una presentación condensada del tema principal, primero a cargo de la orquesta y luego sólo por las cuerdas; enseguida viene la presentación descomprimida del tema a cargo de la orquesta, mientras la flauta y el oboe hacen una melodía propia por encima del grupo. Tras un breve silencio, entra el segundo tema musical, inicialmente con el primer motivo a cargo de las cuerdas que va ganando energía hasta otro breve silencio en el que Mozart introdujo un tema que los comentaristas señalan como un préstamo de una ópera de su contemporáneo Paisiello. Sigue el desarrollo de los temas planteados, hasta llegar a un momento de gran agitación que súbitamente pasa a un volumen sonoro muy apagado. Allí se inicia la recapitulación, en la que vuelven a presentarse todos los temas propuestos hasta llegar al cierre del movimiento. El segundo movimiento empieza con un aire bastante sereno, pero pronto los chelos y contrabajos lo vuelven inquieto. Esa calma inicial retorna para volver a ganar fuerza justo antes de que arranque una sección de desarrollo basada en el tema inicial del movimiento. En la recapitulación hay un retorno, mucho más elaborado, al tema de apertura y el movimiento concluye con una coda. El tercer movimiento es obediente a los cánones de la época y en consecuencia, es breve y compacto, iniciando y terminando con el aire de danza del minueto y con una sección más alegre y jocosa en el medio. Para el cuarto y último movimiento, Mozart volvió a emplear la forma sonata que abre con la presentación de los temas, seguidos por un desarrollo en el que sorprende el empleo polifónico y a manera de canon de los cinco temas propuestos, para luego llegar a la recapitulación que se identifica por la ejecución textual del tema de apertura del movimiento, hasta llegar a una magnífica coda llena de potencia.

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org