OFB, Ligia Amadio y Blanca Uribe: obras de Copland, Ginastera y Bernstein

 

 

Orquesta Filarmónica de Bogotá

Directora: Ligia Amadio, Brasil

Solista: Blanca Uribe, piano, Colombia

 

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Viernes 2 de mayo de 2014, 20:00

 

Aaron Copland (Estados Unidos, 1900 – 1990)

Fanfarria para el hombre común (1942)

 

Alberto Ginastera (Argentina, 1916 – Suiza, 1983)

Concierto para piano n.1, op. 28 (1961)

I. Cadenza e varianti

II. Scherzo allucinante

III. Adagissimo

VI. Toccata concertata

 

Leonard Bernstein (Estados Unidos, 1918 – 1990)

On the Town (En la ciudad): Tres episodios de danza (1946)

I. The Great Lover (El gran amante)

II. Lonley Town (Pas de deux) (Ciudad desierta)

III. Times Square: 1944

 

Aaron Copland

Rodeo: Cuatro episodios de danza (1942)

I. Buckaroo Holiday (Día libre del vaquero)

II. Corral Nocturne (Nocturno del corral)

III. Saturday Night Waltz (Vals de noche de sábado)

VI. Hoe-Down (Danza de cuadril)

 

Alberto Ginastera

Cuatro danzas de la suite para el ballet Estancia, Op. 8a (1941/43)

I. Los Trabajadores Agrícolas

II. Danza del Trigo

III. Los Peones de Hacienda

VI. Danza Final: Malambo

 

Notas al programa

Si alguien recuerda todavía al grupo británico de rock progresivo o sinfónico Emerson, Lake and Palmer (ELP), de los años 70, posiblemente guarde también alguna memoria de su álbum Works Volume 1. Al comienzo del lado D, estaba la versión de ELP de la Fanfarria para el hombre común de Copland y, aunque la pieza del trío británico dura más del triple de la fanfarria original, conserva y expande su espíritu. La Fanfarria fue un encargo que el director británico Eugene Goossens hizo a Copland cuando estaba al frente de la Sinfónica de Cincinnati. El director trató de emular lo que hizo en Inglaterra durante la I Guerra Mundial, cuando solicitó piezas breves que sirvieran de obertura a sus conciertos sinfónicos a varios compositores que estimularan un sentimiento partidario frente a la contienda. Ya instalado en los Estados Unidos y en vista de que ese país había entrado a la II Guerra, Goossens pidió a veinte compositores unas piezas breves y emocionales. La de Copland parece tomar como base una frase del vicepresidente estadounidense de entonces y la dedicó a todas las personas, al hombre común. En esta pieza no hay cuerdas, solamente instrumentos de metal de la familia de los vientos y un grupo de percusión.

Otro vinilo de ELP, el titulado Brain Salad Surgery venía en un empaque con una imagen como de calavera robótica al medio y contenía una pieza basada en música de Ginastera, en la pista 2 de la cara A del LP de 1973 con el título de Toccata. El compositor argentino Ginastera, escribió en 1952 su sonata para piano no. 1, op 22, su única obra para ese instrumento luego de la sonata. Los elementos del folclor argentino en la obra de Ginastera se presentan como abstracciones, más que como melodías claramente reconocibles o como elementos rítmicos asociables a ciertas danzas. El tratamiento del ritmo, que es tan importante en las obras de Ginastera, es recio, en recuerdo de la fuerza de la danza pampeana del malambo y contrasta con los movimientos lentos de los que muchas veces se ha dicho que aluden a la llegada de la noche en las planicies argentinas donde los gauchos prenden sus fogatas, cuentan historias y cantan melodías lentas y nostálgicas, mágicas y ensoñadoras. Ginastera fue diestro al plantear los movimientos rápidos, vivaces, alegres y marcados por el tremendo carácter rítmico que frecuentemente entregó a un grupo de percusión ampliado, junto con el resto de la orquesta como partícipe del material rítmico, todo esto en contraste con sus movimientos lentos. Para sus movimientos finales, Ginastera gustó mucho de usar las sugerencias de la danza del malambo: competencia y colaboración entre guitarras, gauchos danzantes con piruetas complicadas en sus botas o alpargatas que golpean el suelo y se alzan en vuelo.

El primer movimiento del concierto para piano contiene material que no proviene de la sonata para piano. Lo inicia la orquesta que presenta en apenas tres compases un tema de escritura dodecafónica, al que responde el piano en solista con una demanda técnica elevada para el ejecutante. Tras un diálogo entre grupo y solista, se desarrolla el resto del movimiento en diez variaciones sobre los elementos iniciales y culmina con un retorno a la relación entre orquesta y piano, propuesta al comienzo. El segundo movimiento se apoya en el primero de la sonata, es el más tranquilo de la obra, a pesar de la rapidez de su contenido. El tercer movimiento, se basa en el segundo de la sonata para piano y no faltan quienes logran identificar sonidos muy beethovenianos en el diálogo entre el piano y la orquesta. El cuarto movimiento, relacionado con el tercero de la sonata, es el que le sirvió al grupo de rock británico y llama al piano y la orquesta a liberar la mayor energía de todo el concierto.

Dicen que cuando Ginastera oyó el disco de ELP, manifestó que nadie, como ellos, lo habían entendido tan bien. Para ese 1973, la dictadura del general Onganía en Argentina, ya se había encargado de clausurar el Centro de Altos Estudios Musicales de Buenos Aires, que Ginastera fundó y dirigió. En esa institución encontraron estímulo, retos y reconocimientos, nuestros compositores Jacqueline Nova y Blas Emilio Atehortúa.

Leonard Bernstein compuso para el musical On the Town. La obra presenta a tres marinos durante la II Guerra Mundial, que tienen un día de licencia para pasarlo en Nueva York. Del musical, Bernstein extrajo las tres danzas que él consideró que representaban mejor la acción y el ánimo de los personajes. Aquí resaltan los elementos del blues urbano de los años 40 así como el jazz de la época. En la primera danza, el marino enamoradizo Gaby, se queda dormido en el subterráneo y sueña con seducir a una chica de la gran ciudad. En la segunda pieza, entre tierna y siniestra, Gaby presencia cómo un marinero mercante con mucho recorrido, seduce a una bachiller en Central Park, hasta cuando ella se va tras él. En la tercera danza, todos los marinos de licencia en Nueva York esa noche, se encuentran frente a Times Square para bailar en las calles.

El vinilo de ELP de 1972 titulado Trilogy cerraba el lado A con Hoedown, música inspirada en la última de las piezas sinfónicas de Aaron Copland en su extracto de danzas del ballet Rodeo. De las cinco secciones del ballet, el compositor eliminó una y dejó cuatro que se conforman con los movimientos de una sinfonía. El primer movimiento es el más largo y de mayor envergadura musical, y donde se encuentran las propuestas más complejas. El segundo, es el movimiento lento y breve que permite recargar energías. Para el tercero, que correspondería al minueto de una sinfonía clásica, Copland hizo despliegue de su capacidad de escribir solos instrumentales, donde las reglas clásicas habrían propuesto intervenciones de las secciones de la orquesta. El último movimiento, el que tiene el ritmo más marcado, fue el que rehizo ELP. Aunque la versión rockera es mucho más veloz y especialmente exigente para el baterista, no deja duda que en el origen está la música de Copland.

20 años antes del concierto para piano de Ginastera, en plena II Guerra Mundial, una compañía de ballet estadounidense se encontraba de gira por Latinoamérica. El director de la compañía le encargó a Ginastera un ballet. El compositor cumplió con lo solicitado pero el estrenó se frustró con la pronta disolución del grupo. De esa obra extrajo Ginastera cuatro danzas que representan el transcurso del día entre trabajadores de una hacienda, desde las primeras labores al salir el sol, hasta el final del encuentro nocturno que termina con un malambo.

En el primer movimiento, la percusión representa la rudeza de los gauchos que se enfrentas a sus tareas de comienzo de la jornada. El movimiento tranquilo es el segundo, sugerido por las tareas de la labranza del trigo. En el tercero, los diversos trabajadores de la estancia están representados en la riqueza percusiva con la que Ginastera quiere hacer ver cuánta fuerza hay en los trabajos del campo. El cuarto movimiento, cierra con el malambo en el que se puede disfrutar de la capacidad explosiva de la música de Ginastera.

 

 

Las notas realizadas por Ricardo Rozental para los programas de mano se elaboran por solicitud del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo a quien pertenecen la totalidad de los derechos patrimoniales: www.teatromayor.org